Duelo y Rememorias en Navidad
Por lo general siento alegría junto con tristeza durante la Navidad. Alegría por la oportunidad que me provee la época para compartir en familia. Por el significado de las celebraciones, por las melodías y las tradiciones, y por la decoración colorida con la cual se enmarca la Pascua festiva.
Por otro lado siento nostalgia. Afloran recuerdos de lo que aconteció. El repaso mental de eventos, logros y desavenencias. De asuntos que quedan por concluir… y el reconocimiento del esfuerzo personal que será necesario para superar los nuevos retos que trae consigo el año por venir. Sentimientos encontrados que conviven en sincronía y balance casi perfecto.
Esta Navidad me toca vivir la pérdida. La ausencia de un ser querido tremendamente importante: mi Papá. El péndulo en el que se mueven los sentimientos durante esta época se inclina hacia el lado de la añoranza y la tristeza. Por años he educado a otros sobre el cáncer y otras condiciones, sobre la salud y la recuperación, y sobre el manejo de la enfermedad y la pérdida. Las vivencias de otros siempre me han tocado de cerca. Ahora me corresponde a mi vivir y sentir la presencia del duelo. Ir en busca de herramientas para suavizar el dolor.

Y digo suavizarlo porque hay que conocerlo, sentirlo, vivirlo y entenderlo. Como parte de la naturaleza humana. Cuando lo reconocemos llegamos a comprenderlo mejor. Y junto con él los recuerdos. Momentos de disfrute y de alegría. Recuerdos que vale la pena honrar y compartir. Para que la presencia del ser querido esté siempre presente. Porque en realidad nunca nos deja, siempre se hará sentir.
Apoyar a otros seres queridos que también manejan la pérdida es elemento importante del duelo. Reconociendo que para cada uno el proceso puede ser diferente. Y aceptando que en algunos momentos la pena será muy intensa mientras que en otros será más fácil poderla sentir. Especialmente si la compartimos con otros. Y si nos detenemos en silencio a reflexionar antes de volver a comenzar y a reir. Porque al parecer dentro de la alegría siempre encontraremos tristeza y vice-versa. Así como les cuento que me ocurre en Navidad. Puesto que nada es perfecto, por el contrario, todo es hermosamente imperfecto… Así pues lloremos por lo que terminó. Pero, también sonriamos y celebremos por lo que sucedió.
Felíz Navidad.
EN MEMORIA A MI PAPÁ y a todos los que manejan la pérdida en Navidad.